El Impuesto de Sucesiones es uno de los que más ha aumentado en las comunidades a raíz de la crisis económica, como consecuencia de ello, las renuncias a las herencias se han triplicado en los últimos años.
El impuesto parte de unos tramos de gravamen parecidos pero las autonomías tienen libertad para establecer las bonificaciones y excepciones que consideren más convenientes y esto lo convierte en un galimatías.
Cabe decir que el año pasado se produjeron 359.294 legados, según datos del Consejo General del Notariado, de los cuales un 9,5% de estos fueron objeto de renuncia, casi el triple que ocho años antes.
Asturias, Andalucía y Murcia son las comunidades que exigen gravámenes más elevados por los bienes que se adquieren en herencia, en consecuencia, son las comunidades donde se producen más renuncias. En Asturias, por ejemplo, casi una de cada seis herencias no es aceptada por los herederos.
Por último, cabría mencionar el caso del Gobierno balear. Éste tiene uno de los gravámenes más bajos cuando la sucesión se da entre padres e hijos, no así cuando lo hace con familiares más lejanos, como tíos o sobrinos, ya que en este caso, el gravamen es mucho más alto.